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¿MERECE LA PENA ARREGLAR LAS PEQUEÑAS AVERÍAS?

El mundo está orientado al consumo. Si a nuestros padres o abuelos se les estropeaba un electrodoméstico, lo arreglaban, seguía funcionando perfectamente y fin de la historia.



Recientemente se me estropeado un televisor (justo un mes después de que cumpliera la garantía, estas cosas son así), y me he vuelto loca para encontrar un porfesional que me lo arreglara.
Después de dar más vueltas que una noria, encuentro a un técnico que me lo puede arreglar, pero al llevarle el aparato me aconsejó que lo tirara y comprara otro.
¿¿??

Me explico que hoy en día los electrodomésticos no están hechos para durar, y me vino a la memoria automáticamente un reportaje que vi recientemente sobre la obsolescencia programada, acerca del cual escribiré más adelante.

Me comentó que se había estropeado una pieza y que tenía que pedirla a nosedonde, que esa pieza era cara y que con lo que costaba la pieza nueva, el transporte y la mano de obra, tenía para comprarme dos televisores.

No me quedó otra. Reciclé el "viejo" (por llamarle de alguna manera, porque no era viejo, era nuevo) televisor, y me resigné a comprar otro sintiéndome un poco estafada.